En muchas ciudades de Latinoamérica podemos encontrarlos, son lugares de reunión social, donde se cuentan historias incluso hechos importantes de la vida de una ciudad en el paso de los años. Un apego al grato recuerdo del pasado que tiene como protagonista a la cocina tradicional de sabores con historia, melancolía y el inconfundible perfume de café. 
 
Este año en la capital de Patagonia abrió sus puertas el tradicional Café de Antaño, gracias a la iniciativa de Gerardo Otzen, su esposa e hijos, una familia que ha modificado su céntrica residencia, que data de 1917 en la calle más antigua de Punta Arenas, para regalarnos el encanto de una ‘once’ como llaman localmente a la merienda. Con mucho detalle han trabajado durante meses para reproducir a las salas de té que hace un siglo existían en esta famosa capital. También son ellos quienes atienden al público, lo que además aporta un ambiente familiar, característico en el sur del mundo. Toda una experiencia y si busca como nosotros disfrutar de la once, le contamos que nuestro favorito en Punta Arenas es Café de Antaño.
 
El plato fuerte de casa es la famosa once de antaño, una merienda de tan sólo $6.900 que ofrece un exquisito trozo de torta a elegir, pastelitos, medio sellado salado, un fresco jugo natural, más té, café o chocolate caliente, hasta bueno para compartir..